lunes, 21 de febrero de 2011

NACIONALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS, PARTE 5


La Política energética del Gobierno de Juan Perón

Toda esa política de nacionalización de servicios públicos excluyó a la única empresa en situación próspera, la CADE, cuyos intereses fueron respetados. Perón había entrado en negociaciones con la CADE en 1944, cuando esta empresa la encomendé “persuadir al Presidente Farrell para que desistiera de nacionalizar los servicios eléctricos”. (Farrell quería celebrar el primer aniversario del golpe militar de 1943 firmando un decreto que resolvía “recuperar para el Estado los bienes mal habidos por la CADE”.)

Después se supo que Perón había pactado con el gerente general de la CADE —quien vivía en el mismo edificio que él, en Posadas 1567, unos pisos más arriba— el apoyo económico para su campaña electoral, a cambio del secuestro de los originales del famoso Informe Rodríguez Conde (en el que se documentaban los sobornos de la empresa para obtener en 1936 la prórroga de las concesiones eléctricas de parte del Concejo Deliberante). El Informe no fue publicado hasta después del derrocamiento de Perón, en 1956, y la CADE desarrollé su actividad sin problemas hasta esa fecha.

Manteniendo intacta la explotación privada del servicio eléctrico, el gobierno peronista prefirió, en cambio, lanzarse a una movilización de fuentes naturales de energía, que hasta ese momento permanecían desaprovechadas.

Desde el primero de enero de 1946 había quedado estructurado el mecanismo de la Dirección Nacional de Energía, dando nacimiento a cuatro entidades: Gas del Estado, Combustibles Sólidos y Minerales; Centrales Eléctricas del Estado y Combustibles Vegetales y Derivados. Cada una ostentaba una dirección general, similar a la de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (de donde se habían desprendido las dos primeras), y todas, incluyendo a esta última, pasaron a depender del ente central creado a fines de octubre de 1943, a los cinco meses del estallido militar.

Aquella Dirección Nacional de Energía había sido confiada al coronel Bartolomé Descalzo, quien retuvo el cargo al asumir Perón y confirmó en sus puestos a los ingenieros Julio V. Canessa (en Gas del Estado) y Juan Eugenio Maggi (en Centrales Eléctricas). Mientras Canessa libraba su batalla para construir el gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires, Maggi emprendía el estudio de un vasto plan de realizaciones para incorporarlas al programa de gobierno que José Figuerola preparaba desde su Secretaría de Asuntos Técnicos. Maggi, que había sido inspector general de explotación técnica en la Comisión del Control del Transporte hasta el 4 de junio de 1943, fue nombrado luego ministro de Obras Públicas y Riego, en Mendoza. “Es falso que hayamos asaltado los cargos, como se dijo. Yo ocupaba un puesto de alta jerarquía antes del 43 y ganaba tanto como un ministro: 1.200 pesos por mes”, explicó al autor de este trabajo. Pero su adhesión al peronismo tenía otra explicación: “En mi casa siempre se habló de política; yo fui afiliado radical desde 1920 y me incorporé a FORJA porque soy nacionalista. En un congreso de ingenieros efectuado en Córdoba, en 1942, con varios colegas logramos que se aprobaran algunas ponencias sobre nacionalización de servicios públicos y fomento de la industria siderúrgica. Estábamos hartos de seguir atados a un imperialismo decadente como el inglés”.

Diques y usinas nuevos

Centrales Eléctricas del Estado sería fusionada al poco tiempo, en 1947, con la Dirección General de Irrigación para dar nacimiento a la empresa autárquica Agua y Energía Eléctrica. Maggi ocupó el cargo de director general y comenzó a ejecutar los proyectos aprobados en el Plan Quinquenal. “Hubo que improvisar todo porque no había antecedentes técnicos. Cuando me hice cargo de Centrales Eléctricas —dijo— estábamos en cero. Una vez planificadas las obras empezamos a trabajar. Las provincias habían expropiado, entre 1944 y 1945, las usinas térmicas del grupo ANSEC y una central hidroeléctrica en Tucumán.

Esa provincia, Entre Ríos, Santa Fe y Jujuy hicieron convenios con la Nación, traspasándole los servicios expropiados. Agua y Energía los tomó a su cargo y los amplió; también expropió los servicios eléctricos del grupo SUDAM (en Santa Fe, Buenos Aires y Santiago del Estero) y comenzó a funcionar en Córdoba y Corrientes.” La primera meta consistía en terminar dos obras iniciadas durante el período revolucionario: los diques Escaba (en Tucumán) y Nihuil (en Mendoza), con sus centrales hidroeléctricas. Simultáneamente se terminó también el dique Los Quiroga (en Santiago del Estero) y se inició la construcción de centrales hidroeléctricas en todo el país. Esa extensa nómina incluye 6 diques con usinas en Córdoba; otros 6 en Catamarca; 4 en Río Negro y 3 en Mendoza. Las obras de mayor trascendencia fueron los diques Florentino Ameghino, en Chubut; Las Pirquitas, en Catamarca; Los Molinos, en Córdoba y La Florida, en San Luis.

“Para dar una idea del impulso iniciado —dijo Maggi— conviene establecer que en 1943 teníamos una potencia instalada en centrales hidroeléctricas de 45 mil kilovatios y ahora Agua y Energía tiene siete veces más: 350 mil kilovatios. A esto debe agregarse una cartera de estudios y proyectos por valor de 6 millones de kilovatios.”

Las continuas fricciones con el gobierno uruguayo postergaron la construcción de las obras hidroeléctricas de Salto Grande, a pesar de que el convenio entre ambos países fue aprobado el 2 de junio de 1948, sobre la base de un acuerdo similar entre los Estados Unidos y Canadá para el aprovechamiento del río San Lorenzo.

Ello impidió contar con una potencia de 840 mil kilovatios para repartir entre ambas márgenes del río Uruguay. El diputado peronista Joaquín Díaz de Vivar acusó, en agosto de 1949, al canciller uruguayo Eduardo Rodríguez Larreta de ser “la punta de lanza del imperialismo norteamericano para detener la obra”. La prensa oriental respondió acusando de imperialista al gobierno de Perón.

Además de realizarse ampliaciones en las centrales termoeléctricas existentes, el Plan Quinquenal sembró usinas térmicas en Mar del Plata, Mendoza, Río Negro, Tucumán y Entre Ríos. Algunas modificaciones en la serie de obras proyectadas obligaron a eliminar la instalación de una usina en San Luis, a cambio de otras prioridades más urgentes como la construcción de centrales térmicas en San Juan, Córdoba y Corrientes. La usina Calchines, de Santa Fe, fue ampliada; y el proyecto de construir una gran usina en Rosario se sustituyó por la supercentral de San Nicolás, iniciada con la vigencia del primer plan e inaugurada en el segundo.

Carbón en Río Turbio

Otro de los proyectos previstos en el plan energético era la explotación del yacimiento carbonífero de Río Turbio. “Una necesidad impostergable —según Maggi—, porque significaba modificar la vieja mentalidad. Los mismos capitales ingleses que explotaban las fuentes de energía nos vendían también el carbón para hacerlas funcionar. Para hacer andar aquí sus ferrocarriles importaban su propio carbón. Un negocio redondo que ellos justificaban con el falso argumento del bajo costo: tomaban como base el precio inferior que se había pagado (20 pesos la tonelada) en lugar de considerar el promedio entre 1910 y 1945 (que era de 38 pesos).”

Durante los años de la guerra YPF se interesó por ese yacimiento, que había sido descubierto en 1887 por el marino argentino Agustín del Castillo y visitado en 1892 por el naturalista Alcides Mercerat y en 1921 por el geólogo Anselmo Windhausen, quienes habían aconsejado su explotación. Recién a principios de 1943 un departamento especialmente creado en YPF comenzó a explorar la zona enviando comisiones que vivían precariamente en carpas. Hasta que en 1946, con la creación de la Dirección General de Combustibles Sólidos y Minerales, los campamentos se fueron convirtiendo en confortables viviendas. “Una vez establecida la capacidad productiva del yacimiento, a mediados de 1947 se comenzó la explotación —recuerda Maggi, a quien en 1948 se confirió la vicepresidencia de la Dirección Nacional de Energía—; y hubo que hacer caminos, puentes, instalar usinas, edificar viviendas y traer maquinarias. Realmente era hacer patria fundar una población argentina en ese lugar, donde los chilenos se sienten dueños de todo.”

Precisamente la instalación de maquinarias movió al gobierno chileno a sugerir que el carbón extraído fuera llevado hasta Puerto Natales, la salida al mar más próxima al yacimiento, y transportado en barcos chilenos por los fiordos que desembocan en el estrecho de Magallanes. Pero los técnicos argentinos preferían tender líneas férreas en su territorio, para unir Río Turbio con uno de los puertos nacionales. El más apropiado resultaba el de Santa Cruz, pero la zona montañosa impediría ir cargado al ferrocarril, y entonces se decidieron por el puerto de Río Gallegos, más precario, aunque con una significativa ventaja: el trayecto, paralelo al río Turbio, era una suave pendiente. De ese modo se evitó que Chile tuviera en sus manos la puerta de salida del carbón argentino e intentara presionar con su cierre en alguna disputa fronteriza.

“Encaramos el gran déficit energético que impedía desarrollar las industrias con una gran ofensiva. Llegamos a ubicar 100 millones de metros cúbicos de carbón en Río Turbio y comenzamos a explotarlos. Además, logramos reducir la importación de carbón de hulla para

producir gas porque aprovechamos el gas natural de los pozos petrolíferos, que llegó a Buenos Aires en el nuevo gasoducto”, explicaría después Rolando V. Lagomarsino, que ocupaba la Secretaría de Industria y Comercio. Los barcos extranjeros que venían cargados de carbón y regresaban con trigo argentino comenzaron a traer otra clase de productos: maquinarias. Uno de los pioneros que integró las comisiones exploradoras en 1943, el ingeniero Luis Calliari, refiere su primera entrevista con el gobernador de Santa Cruz, capitán de corbeta Juan M. Gregores, en estos términos: “Me presenté para darle cuenta de la tarea encomendada y no titubeó en anticiparme la capacidad productiva de nuestras cuencas carboníferas. Fue el más entusiasta, en una época de derrotistas, escépticos e intereses creados”, escribió en El Yacimiento Presidente Perón en la cuenca carbonífera de Río Turbio (ENDE, Buenos Aires, 1952).

El trabajo manual a pico y pala fue paulatinamente sustituido por maquinarias adquiridas en Gran Bretaña (500 mil libras esterlinas) y en los Estados Unidos (200 mil dólares). “Compresores eléctricos, martillos picadores y perforadores, cortadoras de carbón y transportadoras accionadas con aire comprimido, cargadoras mecánicas, cintas transportadoras, locomotoras diesel y vagonetas modernas para dos toneladas cada una, fueron provocando la remoción del viejo sistema”, señala Calliari.

Nuevos buques petroleros

Los proyectos de explotación petrolera incluyeron una prioridad insalvable: renovar la flota de buques-tanques. Las nuevas autoridades de YPF adquirieron en Suecia un barco de 17 mil toneladas de porte bruto en 1946 (se considera porte bruto a la capacidad de carga, más la de combustibles, provisiones y el peso de la tripulación) y otro en los Estados Unidos de 4 mil, en 1947; pero al año siguiente recibieron de este último país cuatro unidades más, por un total de 26 mil toneladas. A medida que se iban entregando a la empresa estatal los buques encargados la flota petrolera ensanchaba su capacidad de transporte y a los 3 barcos recibidos de Holanda y Suecia en 1950, siguieron 6 más (tres ingleses, dos suecos y uno holandés) en 1951 y otros 3 al año siguiente (uno británico, otro holandés y el último danés). Cuando expiró el primer periodo presidencial YPF había incorporado a su flota 18 barcos extranjeros con un porte bruto total de 234 mil toneladas. También se había construido un buque-tanque argentino, el “Figueroa Alcorta”.

“Había dos grandes dificultades —memora Lagomarsino—: no producíamos petróleo en cantidad suficiente y faltaban maquinarias y elementos de perforación. Rápidamente se decidió impulsar a YPF y comprar ese material donde fuera, porque los norteamericanos se negaban a vendemos torres de perforación.” El ingeniero Maggi señala que los resultados más significativos fueron los cateos: “Por encima de la nueva flota, las maquinarias y la producción, lo más importante fueron las exploraciones del suelo. Cuando Perón llegó al gobierno se conocía una reserva de 40 millones de metros cúbicos de petróleo. Los nuevos yacimientos elevaron esa cifra a 300 millones. Se descubrió petróleo en Neuquén, Como doro Rivadavia (flancos sur y norte), Salta (Campo Durán y Madrejones), Tierra del Fuego y Mendoza.” Uno de los responsables de esa tarea, el ingeniero Julio y. Canessa (dos veces presidente de YPF, en 1947 y de 1949 hasta 1952), explicó que “la escasez de petróleo sufrida por la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial no fue por falta de ese combustible en el mundo, sino porque se carecía de buques-tanques para traerlo”.

Según sus cálculos, “la capacidad de elaboración argentina, con la puesta en marcha de la destilería de La Plata, se elevó a 10 millones de metros cúbicos anuales”. También se iniciaron en aquellos años los primeros estudios glaciológicos, para determinar la cantidad de nieve, establecer el regadío y poder regularlo. Para ello vino un técnico suizo, experto en la materia. Aunque la peor parte ya había sido cumplida: fue el sacrificio anónimo del ingeniero argentino Dagoberto Sardina, que quedó aislado en la nieve y fue muerto por un alud, en sus tareas de exploración.

Empresas nacionales de energía

En agosto de 1950 el gobierno decidió crear un ente estatal que agrupara a las cinco empresas energéticas. Se lo denominó ENDE (Empresas Nacionales de Energía) y las direcciones generales de Gas del Estado, YPF, Combustibles Sólidos Minerales, Combutibles Vegetales y Derivados, y Agua y Energía Eléctrica se llamaron, en lo sucesivo, administraciones. Fueron suprimidos los directorios de cada uno de ellas y se los sustituyó por un gerente general. “Mantuvieron la autarquía para explotar los servicios a su cargo, pero la construcción de nuevas obras quedó reservada a la decisión de ENDE. Esta se habla constituido con un directorio con representación obrera, y el modelo de organización se calcó de DINIE (Dirección Nacional de Industrias del Estado), cuyo funcionamiento había dado buenos resultados al administrar 32 empresas incautadas a la propiedad enemiga”, explicó José Constantino Barro, quien fuera presidente del nuevo organismo en su calidad de ministro de Industria y Comercio, desde abril de 1948. El coronel Bartolomé Descalzo quedó al frente de la Dirección Nacional de Energía, ente que siguió administrando el Fondo Nacional de la Energía, de donde se obtenía el dinero para invertir en esas obras.

Barro, que había sucedido a Lagomarsino (primero como secretario interino, en agosto de 1947, y luego como ministro), fue el encargado de continuar con una política energética destinada a empujar el desarrollo industrial, de acuerdo con las directivas dadas por el propio Perón en sus discursos: “Para poder industrializar tengo que dar energía barata, porque con energía a 45 centavos el kiowatt no se puede hacer mucha industria a buen precio. Mientras no tengamos la energía hidroeléctrica, por la que estamos trabajando sin descanso, para suplir con ella a la termoeléctrica, no hay solución económica posible. Tengo que dar también transportes baratos, para que los productores e industriales puedan exportar en las mejores condiciones económicas en los mercados internacionales”. Así se expresó el Presidente en un discurso pronunciado a principios de 1949.

NACIONALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS,PARTE 4


La compra de los teléfonos

En una ceremonia efectuada en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, el 3 de setiembre de 1946, la empresa United River Piate Telephone Company Limited pasó a poder del Estado por la suma de 319 millones de pesos (95 millones de dólares). Los argentinos conocían a esa empresa con otro nombre más familiar: Unión Telefónica. Pocos reparaban en su verdadero origen extranjero hasta que Perón se encargó de difundirlo para promover la nacionalización. El trust que explotaba esos servicios a través de la Unión Telefónica era la International Telegraph and Telephone (ITT), cuyo presidente y vice asistieron especialmente invitados al acto de transferencia. Se trataba del coronel norteamericano Sosthenes Behn y del doctor. Henry A. Arnold, quienes recibieron de manos de Perón dos obsequios: una réplica del sable corvo de San Martín y el monopolio de una concesión para proveer asistencia técnica y todo el material telefónico a la compañía nacionalizada, durante diez años.


El término Trust (voz inglesa: «confianza») se refiere, dentro del ámbito económico, a una concentración de empresas bajo una misma dirección. El control legal de las sociedades constituyentes se confería a la junta de administradores, cambiándose las acciones de las compañías por los certificados del trust. Es la unión de empresas distintas bajo una misma dirección central con la finalidad de ejercer un control de las ventas y la comercialización de los productos.

A los dos días el Senado escuchó al ministro de Hacienda, Ramón A. Cereijo, dar una explicación contable sobre el precio pagado por el gobierno a la ITT: “La Unión Telefónica tenía un activo de 483 millones de pesos y un pasivo de 164. Por eso pagamos solo la diferencia: 319 millones”. Pero esos argumentos resultaron demasiado ingenuos para los diputados radicales, quienes reclamaron la concurrencia de Cereijo a la sesión del 8 de setiembre, que debía tratar la ley de nacionalización de los teléfonos.

Antes de considerar el problema, el diputado Ricardo Balbín protestó “porque cien mil jubilados esperan ansiosos (dos mil están ahora en las escalinatas del Congreso) una solución a sus problemas, mientras se da preferencia a un mal acto de gobierno en perjuicio de la economía del país”. Por 98 votos contra 44 fue aprobada la ley y el diputado peronista Hernán 5. Fernández fundamentó el despacho de la mayoría, que aconsejaba sancionar el proyecto enviado por el Senado. Se trataba de aprobar la compra de la empresa y los contratos de provisión de materiales y asesoramiento técnico, concedidos a la firma Stándard Electric, filial de la ITL Los radicales reclamaron airadamente la presencia de Borlenghi y Cereijo, pero la presidencia de la Cámara informó:

—El señor ministro Borlenghi no podrá concurrir porque está muy enfermo.
— Está enfermo de crisis! —tronó Balbín.

Media hora después Cereijo llegó al recinto y defendió acaloradamente la operación, con los mismos argumentos que expusiera en el Senado tres días antes. El diputado Arturo Frondizi criticó “el secreto de las negociaciones”, sostuvo que se pagaba un precio superior al de la valuación y se opuso a la concesión de un nuevo monopolio a la ITT. Propuso, en cambio, la expropiación lisa y llana de la Unión Telefónica y la sanción de una ley orgánica para esos servicios.

Pero la ley quedó promulgada y el 31 de diciembre de 1946 asumían sus funciones las autoridades de la flamante Empresa Mixta Telefónica Argentina (EMTA), en el edilicio de Defensa 143. La ceremonia sirvió para que se aclararan algunos conceptos. “¿Qué se busca con la formación de las sociedades mixtas? En primer lugar, obtener la argentinización (fíjense bien que digo argentinización y no nacionalización) de las grandes compañías de servicios públicos de capitales foráneos”, explicó en su discurso el vicepresidente del IAPI, Carlos Devries, a quien Miguel Miranda comisionó para que hablara en su nombre porque un accidente lo tenía postrado en cama. El subsecretario de Industria y Comercio, Ildefonso Cavagna Martínez, y el gerente general del Banco Central, Orlando Maroglio, presidieron el acto en que fueron puestos en sus cargos el presidente de EMTA, doctor Alberto R. Fretes, y los directores, Luis Francisco Gay y Arturo Sáiz. Ese mismo día el juez federal Juan César Romero Ibarra dictaba prisión preventiva para el doctor José María Cullen, acusado de desacato por sus artículos en Argentina Libre y Tribuna, y para el columnista Mario Sciocco, redactor de La Vanguardia y responsable de una sección denominada “La bolsa negra”. Ambos acusaban al gobierno de “sucios negociados”.

Un alIo después, en 1948, Nicolás Repetto analizaba minuciosamente aquella compra en su nuevo libro El socialismo y el Estado. “En reemplazo de un permiso precario surgen dos contratos con ganancias seguras para el capital privado. El permiso precario no nos ataba y caducaba sin otra compensación que la correspondiente al activo real. Los contratos, en cambio, crean obligaciones por diez años, aparte de pagar a la empresa una suma muy superior a la que corresponde por su activo. El móvil natural de la nacionalización, prestar el servicio por el costo, se quebranta por privilegio concedido a un ex propietario que sigue siendo socio, en virtud de su asesoramiento, como si la experiencia técnica telefónica rayase en su condición de secreto a la altura de la bomba atómica”, escribió el anciano dirigente.

Otro socialista, Héctor Iñigo Carrera, se ocupó de puntualizar escrupulosamente los continuos aumentos de tarifas, las que se incrementaron en un 400-por ciento en solo cuatro años (hubo aumentos en febrero y julio de 1949; en abril de 1951 y en febrero de 1952), y de documentar el fracaso de la empresa mixta. “EMTA se organizó con una duración prevista de cincuenta años y las ocho primeras series de acciones serían suscriptas por mitades entre el Estado y los particulares. Pero apenas duró un año y medio, pues los negociados de funcionarios y representantes del Estado, a los que se procesó por delitos en perjuicio de EMTA; la falta de interés popular en suscribir acciones y el déficit de explotación motivaron que en julio de 1948 se decretase la incorporación al Estado de la empresa mixta ante la desafortunada gestión”, explicaría Iñigo Carrera.

El asesoramiento técnico fue rescindido el 15 de mayo de 1952, veinte días antes de que Perón terminara su primera presidencia, y el Gobierno indemnizó a la empresa concesionaria con 3 millones de dólares. Frondizi había advertido en agosto de 1949 que la Standard Electric cotizaba con un recargo del 700 por ciento. “Todo eso configuró un pésimo negocio que se inició con tramitaciones clandestinas, abultamiento de capitales por 200 millones de pesos por parte de la Unión Telefónica y un desvalorizado estancamiento del servicio sin renovar equipos durante la guerra”, concluyó Iñigo Carrera.

NACIONALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS, PARTE 3


EL GRAN GASODUCTO

La Compañía Primitiva de Gas (de capitales ingleses) había visto vencer su concesión en 1940 con la mayor indiferencia, pues sus directivos confiaban en el presidente Roberto M. Ortiz, que era contrario a las nacionalizaciones. Pero se alarmaron cuando Ramón S. Castillo llegó al poder imprevistamente y con una idea muy distinta. Sin embargo, Castillo nada pudo hacer en esos años porque la Segunda Guerra Mundial impedía adquirir el material necesario (acero, cañerías) que permitiera mejorar el servicio una vez expropiado.

Al producirse el golpe militar de 1943 la situación seguía sin definirse, hasta que algunos técnicos de YPF comenzaron a rondar los despachos oficiales para convencer a las nuevas autoridades de “la necesidad de crear un organismo estatal que reemplazara a la Primitiva de Gas”. Lo consiguieron recién el 5 de marzo de 1945, fecha en que Perón asistió a la toma de posesión por parte de YPF de las viejas instalaciones de la compañía privada. Ese día el coronel fue acompañado durante la recorrida de las instalaciones por el ingeniero Julio V. Canessa, a quien se acababa de designar administrador de los Servicios de Gas de la Capital Federal, organismo que dependía de YPF. La conversación, alternada con explicaciones técnicas, permitió al flamante funcionario abrir una importante puerta. “Cuando necesite algo no dude en venirme, a yerme”, le dijo Perón.

Quince días después Canessa arrastraba a otro alto funcionario de YPF, el ingeniero Teófilo Tabanera, hasta el despacho del ministro de Guerra, en Callao y Viamonte, donde Perón les concedió apenas diez minutos para que concretaran su iniciativa. “Es imprescindible crear un organismo nacional y autónomo para desarrollar y explotar el servicio de gas en todo el país”, dijeron. Perón escuchó atentamente y guardó los planes, prolijamente encarpetados, en un cajón de su escritorio. Canessa y Tabanera echaron una última y desconsoladora mirada al proyecto.

Tres meses después, celebrando la llegada de un nuevo buque petrolero de YPF, Perón se aprestaba a saludar uno por uno a los funcionarios alineados en la dársena. Al encontrarse con Canessa le susurró al oído: “Quédese tranquilo, ingeniero; su proyecto está por salir…“ Canessa sonrió descreídamente y a las 48 horas, cuando imaginaba sepultada aquella iniciativa en un archivo, se enteró por los diarios de un decreto del Poder Ejecutivo creando la Dirección Nacional de Gas del Estado, organismo que entraría a funcionar a partir del primero de enero de 1946.

Ese año, apenas asumió sus funciones presidenciales, Perón descubrió que una de las primeras audiencias solicitadas correspondía al presidente de Gas del Estado, ingeniero Canessa. “Anotalo para dentro de un mes —ordenó a su secretario privado, Juan Duarte—; no hay tanto apuro.” A los treinta días Canessa pudo disponer de una hora y media para explicar a Perón que el objetivo de la nacionalización no terminaba allí:

—Ahora viene lo más difícil; pero hay que hacerlo, general. De lo contrario, todo esto no sirve para nada.

— ¿Y qué es lo que hay que hacer?

—Un gasoducto. Vea, en Comodoro Rivadavia dejamos escapar el gas, y después importamos carbón de hulla para fabricarlo. Tenemos que traer ese gas á Buenos Aires y terminar con el carbón importado.

Perón hizo llamar a su despacho al ministro de Industria y Comercio, Rolando V. Lagomarsino, mientras seguía atentamente las explicaciones de Canessa sobre un gran mapa. La conversación terminó así:

—Está bien; no hace falta que entremos en detalles. Ingeniero: vaya y hágalo. Ahora se lo ordeno. Y usted, Laguito, se ocupará de que a Gas del Estado no le falte nada. Quiero ver ese gasoducto cuanto antes. Canessa revivirá aquella escena con emoción: “¿Se da cuenta?

Vaya y hágalo. Aquella frase me martilló toda la noche. Era la primera vez que un Presidente terminaba así una entrevista de ésas. Yo no podía creerlo”. La euforia se transmitió a los técnicos que acompañaban a Canessa y en seis meses la obra quedó planeada. El 21 de febrero de 1947 Perón fue a la localidad bonaerense de Llavallol para soldar el primer caño del gasoducto, pero una lluvia torrencial lo obligó a cambiar de vehículo. Dejó el coche presidencial y a bordo de un jeep atfavesó dificultosamente los pantanos para llegar al lugar de la ceremonia con los pies envueltos en el barro y un perramus echado sobre los hombros. Se puso una máscara, empuñó el soldador y dejó comenzada la obra simbólicamente. Después salió el sol.

“Nadie comprendía por qué empezamos en Llavallol y no en Comodoro —recordó Canessa al autor de este trabajo—, pero nosotros habíamos trazado una estrategia. Sabíamos que los intereses extranjeros podrían interferir y hacer parar la obra en cualquier punto; pero si el tramo construido estaba aislado no servía para nada y había que terminarlo. Por eso empezamos al revés y quemamos las naves: jugamos a todo o nada; o terminábamos o nos echaban a todos.” El gasoducto quedó inaugurado el 29 de diciembre de 1949 y en ese momento fue el más largo del mundo. Costó 50 millones de dólares y sirvió para que la distribución de gas aumentara de 300 mii metros cúbicos por día a 15 millones de metros cúbicos. “Fijese otro resultado: el metro cúbico de gas costaba en 1940 igual que el .litto de leche, 20 centavos. Después, cuando la leche costó 19 pesos, el gas ya valía la mitad. El valor de esa obra no tiene precio, porque sirvió para aprovechar los recursos naturales”, se enorgulleció Canessa.

NACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESA PUBLICAS , PARTE 2


Aerolíneas Argentinas

Desde 1929 funcionaba en el país una sola empresa aérea de transportes: Aeroposta Argentina, que inició sus vuelos con aviones franceses Late 25. En 1933, por medio de un apoyo oficial, se incorporaron nuevos aparatos que ampliaron el pasaje de cuatro a ocho pasajeros por vuelo. Cuatro años después esta compañía adquirió aviones Junkers, de fabricación alemana, con mayor potencia y capacidad para 17 personas, lo que permitió aumentar los servicios y reducir el tiempo de vuelo.

Pero el esfuerzo que significaba sostener y ampliar estos servicios obligó a convertir a la empresa en una sociedad mixta con participación estatal, lo que se formalizó en 1945. También en ese año el gobierno dispuso crear otras tres empresas mixtas de transporte comercial y se constituyeron así la Flota Aérea Mercante Argentina (FAMA), para la explotación de rutas internacionales la Sociedad Mixta Zonas Oeste y Norte de Aerolíneas (ZONDA), que vinculaba a Buenos Aires con el interior del país, y la Sociedad Mixta de Aviación del Litoral Fluvial Argentino (ALFA), cuyas líneas conectaban con la Mesopotamia, Asunción del Paraguay y Montevideo.

La más importante, FAMA, aprovechó la asunción del nuevo presidente, el 4 de junio de 1946, para inaugurar sus servicios regulares a Europa y Santiago de Chile. Cuatro meses después agregó Río de Janeiro. Pero los déficit aumentaban y el gobierno resolvió unificar todas las empresas; mediante un decreto, el 3 de mayo de 1949 se incorporó al patrimonio nacional a las cuatro compañías. “El 51 por ciento del capital era del Estado y el resto de empresas privadas.

Pero el sector privado no aportó las sumas que le correspondían para reducir el déficit y llegó un momento en que la deuda superaba al capital aportado. Entonces resolvimos crear una sola empresa estatal y fundamos Aerolíneas Argentinas, en marzo de 1950”, recordaría el entonces ministro de Transportes, coronel Juan F. Castro. La nueva empresa monopolizó el cabotaje interno y recibió como sedes el edificio de la Oficina de Ajustes, que utilizaban los ferrocarriles, en Leandro N. Alem y Alsina, y el Palacio del Viajero, en Perú 22. “Los cuatro talleres que había se centralizaron en uno solo: Ezeiza. Apenas creada Aerolíneas inauguramos los servicios regulares a Nueva York. La base de la flota eran 36 aviones Douglas DC-3, y para los vuelos a Europa y Estados Unidos se utilizaban los flamantes DC-4. La flotilla de hidroaviones Sandringhan sirvió para atender los servicios al Litoral”, explicó Castro.

El ingeniero Maggi, su sucesor en el ministerio, exaltó, a su vez, la construcción del aeropuerto Ministro Pistarini como “una obra perdurable” y enumeró la ampliación y perfeccionamiento de las viejas pistas de tierra del interior del país: “Se hicieron nuevos aeropuertos -dijo- en Río Cuarto, Río Gallegos, Río Turbio, Ushuaia, Comodoro Rivadavia y Comandante Espora".

NACIONALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS, PARTE 1

Si algo caracterizó a la política económica del peronismo en su etapa inicial esto fue la nacionalización de los servicios públicos. Discutida y atacada duramente por la oposición, esa política sin embargo fue llevada adelante con una firme decisión. Con el correr de los años, lo que más se le ha criticado al peronismo han sido los resultados concretos de esa nacionalización de servicios públicos, pues éstos incrementaron los gastos del Estado en forma desproporcionada y deterioraron en casi todos los casos la calidad de las prestaciones. Pero en el momento de ponerse en marcha aquella política lo que más se discutía era la forma en que se hacían las negociaciones con las compañías extranjeras, a las que se concedió un tratamiento que irritaba a los opositores, porque se pagaban indemnizaciones consideradas excesivas.
En julio de 1946 los Estados Unidos concedieron un préstamo a Gran Bretaña de 3.750 millones de dólares 86 con la condición de que los ingleses pagaran sus deudas a los países americanos por suministros de guerra. Gran Bretaña ofreció entonces al gobierno argentino venderle la red ferroviaria a cambio del saldo de libras esterlinas acumulado en cinco años de exportaciones.

Para Gran Bretaña la explotación de ese servicio ya había cumplido un muy valioso ciclo y representaba un interés apenas superior al dos por ciento, con la agravante de que los dividendos se iban achicando cada vez más. El material rodante y de tracción que estaba en funcionamiento no servía a aquellas compañías ferroviarias para restaurar su economía y la única manera de evitar la pendiente consistía en adoptar tres medidas difíciles de aplicar: rebajar los salarios, reducir el personal y aumentar las tarifas. La venta de la red parecía entonces la única carta posible, salvo que se encontraran nuevas formas de explotación combinadas con el Estado argentino. Así surgió la idea de constituir una sociedad mixta, la que se concretó el 17 de setiembre de 1946.

De ese modo, los ingleses no se desprendían de tan importante elemento de dominio comercial y obtenían la ayuda necesaria para seguir adelante, pues el Estado argentino incorporaba al capital de la nueva empresa mixta 500 millones de pesos en 5 años, para ser aplicados a la modernización de los ferrocarriles, y aseguraba al capital británico un rendimiento mínimo del 4 por ciento, garantizándole una ganancia líquida de 80 millones de pesos anuales. Los empresarios ingleses habían salvado también un difícil obstáculo: el 1 ~ de enero de 1947 caducaba el artículo 8~ de la Ley Mitre, que otorgaba a las compañías ferroviarias la exención de todo impuesto nacional, provincial o municipal. El acuerdo anglo-argentino prorrogaba esa cláusula indefinidamente.

La sociedad mixta resultó la mejor vía para conformar a ambos países. Sin embargo, quedaba un disconforme: Estados Unidos. “No hemos puesto condiciones a nuestro préstamo para cumplir con una formalidad sino para que las cumplan”, le enrostraron al canciller del Exchequer, Hugh Dalton, apenas pisó el Departamento de Estado, en octubre de 1946. Ocurría que el convenio anglo-argentino establecía que las libras acreditadas en el Banco de Inglaterra solo podían atizarse en el área de la esterlina, restringiendo el mercado argentino para las exportaciones norteamericanas. Se violaba así la condición impuesta por los Estados Unidos a Gran Bretaña al conceder su préstamo, que obligaba a los ingleses a liberar las libras acumuladas a favor de los países americanos, para que éstos pudieran convertirlas a voluntad en cualquier otra moneda y para usarlas en operaciones en cuenta corriente.

El propósito norteamericano era sanear las finanzas y la economía de todo el hemisferio —según explica Julio Irazusta— “para tener en las naciones vecinas mejores clientes que los fieles abastecedores de Inglaterra, siempre agobiados bajo el peso de hipotecas a elevado interés y sin compensación en los créditos impagos, que no redituaban nada”23. No era un objetivo altruista, sino una mera jugada de ajedrez en la competencia de mercados, pero que beneficiaba indirectamente a la Argentina. Sólo había que aprovechar la circunstancia (de tener que sustituir ese acuerdo por otro que gustara a los norteamericanos) para exigir a Gran Bretaña que el fondo de libras acumuladas fuera convertido en cualquier otra moneda que permitiera a la Argentina comprar lo que necesitaba, y en el mercado que le resultaba más favorable. Claro que esto no ocurrió porque los ingleses se preocuparon de evitarlo, redoblando sus persuasivos esfuerzos para convencer al gobierno argentino de que la mejor manera de saldar la deuda era comprar con ese dinero las compañías ferroviarias.

Hasta último momento, menos de un mes antes de concretarse la operación, Miguel Miranda desmintió los rumores sobre la nacionalización: “La versión es absurda; jamás soñamos con hacer tal cosa”, declaró el 18 de enero de 1947 a un corresponsal de la agencia noticiosa británica Reuter. Veinticinco días después, en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, se formalizaba la compra de los ferrocarriles y el propio Miranda explicaba las bondades de la operación en un exhaustivo discurso. Entre las justificaciones que había ofrecido pocos días antes de la operación, cuando la compra ya estaba decidida, figuraba ésta: “Los ferrocarriles nos interesaban, pero no íbamos a gritarlo a los cuatro vientos para que los ingleses subieran el precio. Había que demostrar

poco interés, porque ellos eran los que querían vender”. Miranda, que en setiembre de 1946 habla calculado esa operación en mil millones, a fines de enero de 1947 (una semana después de desmentir los rumores de nacionalización) duplicaba la cifra alegando “razones sentimentales y deudas de gratitud para con Inglaterra”.: A esos dos mil millones se agregarían luego 700 millones más, culos siguientes conceptos:

1) El Estado se hizo cargo de las deudas con las Cajas de Jubilaciones, de los aguinaldos, de los aumentos retroactivos adeudados al personal y de todos los juicios iniciados contra las empresas por la Nación, provincias, municipalidades o entidades oficiales hasta jumo de 1946.

2) Se concedió a las empresas el derecho a quedarse con todo el dinero en efectivo, valores y créditos, de que dispusieran hasta junio de 1946 y se las eximió de pagar todos los gastos hasta esa fecha.

3) El Estado tomó a su cargo todos los gastos motivados por la compra (escrituras, contadores, etcétera) y facilitó a las empresas, gratuitamente, el local, los muebles y útiles que debieron dejar en el país para finiquitar la operación de venta.

Durante el período en que se delegó en manos de las empresas la administración por cuenta del Estado hubo que pagar abultadas sumas, lo que hizo acercar el precio definitivo a tres mil millones de pesos. Tres veces más de la cotización primitiva. La edición clandestina de La Vanguardia, que circulaba entre la oposición, convirtió las cifras en dólares e hizo la siguiente comparación: “Italia pagó 325 millones de dólares como monto total de reparaciones de guerra y nosotros hemos pagado 375 millones de dólares de más solo por razones sentimentales”. Tres años después, en la Cámara de Diputados, Arturo Frondizi iba a exigir que se explicara “por qué se pagó a los ingleses en libras esterlinas y no en pesos moneda nacional, lo que resultó gravoso para la economía del país”. Sea como fuere, lo cierto es que el país tenía ahora en sus manos un instrumento de gran poder económico, social y político.

La nacionalización de los ferrocarriles fue el paso más espectacular que dio el gobierno peronista en materia de servicios públicos. Y también el más discutido. Salvo escasas excepciones, la oposición manifestó su repulsa por toda esa política, a pesar de que en muchas de sus plataformas electorales siempre se proponían drásticas medidas contra los monopolios extranjeros. La explotación de los servicios públicos fue pasando a manos del Estado hasta eliminar totalmente la ingerencia de las empresas extranjeras, con una sola excepción: la Compañía Argentina de-Electricidad (CADE).


viernes, 11 de febrero de 2011

MAS QUE CARTAS, HISTORIA DE UN FUSILADO




Carta de despedida del Che a sus padres

1 de abril de 1965

Queridos viejos:

Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.

Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo.

Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más conciente, mi marxismo está enraizado y depurado. Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades.

Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último abrazo.

Los he querido mucho, sólo que no he sabido expresar mi cariño, soy extremadamente rígido en mis acciones y creo que a veces no me entendieron. No era fácil entenderme, por otra parte, créanme, solamente, hoy. Ahora, una voluntad que he pulido con delectación de artista, sostendrá unas piernas fláccidas y unos pulmones cansados. Lo haré.

Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX. Un beso a Celia, a Roberto, Juan Martín y Patotín, a Beatriz, a todos. Un gran abrazo de hijo pródigo y recalcitrante para ustedes.

Ernesto



Carta de despedida del Che a sus hijos
A mis hijos




Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto:

Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre Uds.

Casi no se acordarán de mi y los más chiquitos no recordarán nada.

Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones.

Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.

Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de



Papá


Carta de despedida del Che a Fidel Castro
"Año de la Agricultura"
Habana

Fidel:

Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.

Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.

Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.

Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.

Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.

Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.

He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.

Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.

Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos.

Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.

Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.

Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.

Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.





Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!

Te abrazo con todo fervor revolucionario,

Che

miércoles, 9 de febrero de 2011

POBREZAS,GALEANO


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no tienen tiempo para perder el tiempo.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no tienen silencio ni pueden comprarlo.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que tienen piernas que se han olvidado de caminar,
como las alas de las gallinas se han olvidado de volar.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que comen basura y pagan por ella como si fuese comida.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que tienen el derecho de respirar mierda,
como si fuera aire, sin pagar nada por ella.

Pobres,
lo que se dice pobres
son los que no tienen más libertad de elegir entre uno y otro canal de televisión.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que viven dramas pasionales con las máquinas.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que son siempre muchos y están siempre solos.

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no saben que son pobres.

PERDIENDO MI RELIGION


Oh la vida es grande
Es más grande que tú
Y tú no eres yo
Las distancias que recorreré son
La distancia en tus ojos
Oh no he dicho demasiado
En lo que te convertí

Ese soy yo contra las cuerdas
Ese soy yo en el punto de mira
Perdiendo mi religión
Intentando seguir contigo
Y no sé si podré lograrlo
Oh no he dicho demasiado
Y no he dicho lo suficiente

Creí oírte reír
Creí oírete cantar
Creo que me pareció haberte visto probarlo

Cada murmullo
De cada hora en vela
Estoy escogiendo mis confesiones
Intentando no perderte de vista
Como un tonto herido un tonto perdido y ciego
Oh no he dicho demasiado
En lo que te convertí

Considera esto
Considera esto
El indicio del siglo
Considera esto
El descuido que me
Arrodilló fracasado
Y si todas estas fantasías
Comienzan a tambalearse?
Ahora he dicho demasiado

Creí oírte reír
Creí oírte cantar
Creo que me pareció verte probar

Pero sólo fue un sueño
Sólo fue un sueño

Ese soy yo contra las cuerdas
Ese soy yo en el punto de mira
Perdiendo mi religión
Intentando seguir contigo
Y no sé si podré lograrlo
Oh no he dicho demasiado
Y no he dicho lo suficiente

Creí oírte reír
Creí oírete cantar
Creo que me pareció haberte visto probarlo

Pero sólo fue un sueño
Intenta llora vuela inténtalo
Sólo fue un sueño
Sólo un sueño
Sólo un sueño
Un sueño

R.E.M

martes, 8 de febrero de 2011

SALUD


Porque nuestro pueblo no alcanzará mayores niveles de Salud Colectiva si no se atiende SIMULTÁNEAMENTE a los determinantes sociales-económicos de la misma: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, trabajo decente, acceso al agua potable y servicios sanitarios, medio ambiente saludable, acceso a la salud sexual y reproductiva incluyendo la despenalización del aborto, entre otros derechos sociales, económicos y culturales. Todos ellos son derechos humanos fundamentales y no pueden resultar sino de políticas activas universales e integrales.

Es urgente y necesario la creación de un verdadero sistema universal de salud gratuito, igualitario y de calidad, financiado por rentas generales del estado, accesible a todas/os aquellas/os que pisen el suelo argentino, que ofrezca respuestas integrales priorizando la prevención y la promoción de la salud colectiva desde un enfoque intercultural con la participación y control democrático popular.

Con voluntad política y participación popular otra Salud es posible en la Argentina



Por una Ley Nacional de Salud



Por la Salud como Derecho: La Salud Colectiva derecho humano esencial como deber y obligación del Estado garantizarla.



Por una necesaria e impostergable reforma sanitaria hacia un Sistema Universal de Salud en la República Argentina.



Por una Participación Popular en Salud: participación de nuestro pueblo en el diseño, gestión, evaluación y control de las políticas públicas de salud.



Por una nueva política de financiamiento del Estado con Inversión del 6% del PBI hacia la Salud pública.



Por un Fondo de Emergencia Sanitaria para -en lo inmediato- duplicar los servicios de salud pública, incorporar más equipos de salud en condiciones de trabajo dignas y recursos materiales adecuados.



Por el Rechazo a las políticas/programas/reformas neoliberales en salud del Banco Mundial, BID y otros organismos internacional como a las privatizaciones/gerenciamientos/tercerizaciones en la salud pública.



Por una estrategia de Atención Primaria de la Salud como estrategia (diferenciándola de quienes sólo la consideran una respuesta de baja calidad para los pobres con la única finalidad de reducir costos), que sea integral y de calidad, con prioridad en la Vigilancia, Promoción, Prevención y Protección de la Salud colectiva en los territorios. ,

Por Producción Pública de Medicamentos Esenciales, Sueros y Vacunas como estrategia nacional y regional. Por un marco regulatorio del Estado para la industria farmacéutica.



Por un Sistema de Investigación en Salud de carácter público, con claras normativas éticas y de calidad, que priorice las necesidades de salud de nuestros pueblos del Sur.



Por una política pedagógica crítica en las Ciencias de la Salud que incorporen en los procesos de educación de los equipos de salud perspectivas de derechos humanos, no discriminación, equidad de género e interculturalidad, salud mental, educación ambiental y popular. Fortalecer las Universidades Nacionales y el Sistema de Ciencia y Tecnología estatal con mayor inversión pública desterrando los financiamientos privados.



Por un nuevo Sistema de Información Epidemiológica en Salud y un Sistema de Estadísticas en Salud con transparencia, confiabilidad científica y control social efectivo.



Por la declaración de la Emergencia Sanitaria Nacional (derogando Decreto 486/02 ) para enfrentar las endemias de Mal de Chagas, Tuberculosis, Dengue, Paludismo, Leishmaniasis, VIH-SIDA, Hantavirus, malnutrición y desnutrición infantil crónica, IRAS, Salud Mental, violencia de género, Aborto inseguro, cáncer, entre otras.



Por una política pública integral de Salud Mental desde la perspectiva de derechos humanos, que termine con los criterios y prácticas sanitarias de tipo manicomiales, custodiales, represivas y farmacológicas, pero que articule los recursos necesarios para la atención y los cuidados.



Por una política de drogas y abordaje de adicciones como un problema de salud colectiva, con despenalización del consumo e incorporación de la estrategia de reducción de daños en los servicios públicos de salud.



Por pleno derecho a la salud y la protección social de las personas con Discapacidad desde la perspectiva de derechos humanos propuesta por la Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad.



Por políticas públicas que prioricen la Salud de las Mujeres, entre ellas poder tener cobertura, acceso y atención de calidad a abortos voluntarios legales, seguros y gratuitos provistos por el sistema público de salud y con el método que ellas prefieran (Misoprostol, otros). Acceso a Salud Sexual y Reproductiva.



Por una Agencia Nacional de Salud de los Trabajadores dependiente del Estado y los trabajadores, avanzando a la eliminación del negocio de las Aseguradores de Riesgo del Trabajo(ART). Por libertad y democracia sindical.



Por el derecho a la seguridad alimentaria de nuestras familias y a la soberanía alimentaria del pueblo.



Por el cuidado de nuestro ecosistema y recursos naturales incorporando una concepción integral del "buen vivir" como principio de un nuevo modo y calidad vida saludable.

GRACIELA ELENA ALTAMIRANO

"Celebración de la amistad/2”


Juan Gelman me contó que una señora se había batido a paraguazos, en una avenida de París, contra una brigada de obreros municipales. Los obreros estaban cazando palomas cuando ella emergió de un increíble Ford a bigotes, un coche de museo, de aquellos que arrancaban a manivela, y blandiendo su paraguas, se lanzó al ataque.
A mandobles se abrió paso, y su paraguas justiciero rompió las redes donde las palomas habían sido atrapadas. Entonces, mientras las palomas huían en blanco alboroto, la señora emprendió a paraguazos contra los obreros.
Los obreros no atinaron más que a protegerse, como pudieron, con los brazos, y balbuceaban protestas que ella no oía: más respeto, señora, haga el favor, estamos trabajando, son órdenes superiores, señora, por qué no le pega al alcalde, calmase, señora, que bicho la picó, se ha vuelto loca esta mujer….
Cuando a la indignada señora se le cansó el brazo, y se apoyó en una pared para tomar aliento, los obreros exigieron una explicación.
Después de un largo silencio, ella dijo:
-Mi hijo murió.
Los obreros dijeron que lo lamentaban mucho, pero que ellos no tenían la culpa. También dijeron que esa mañana había mucho que hacer, usted comprenda….
-Mi hijo murió – repitió ella.
Y los obrero: que sí, que sí, pero que ellos se estaban ganando el pan, que hay millones de palomas sueltas por todo París, que las jodidas palomas son la ruina de esta ciudad…
-Cretinos – los fulminó la señora.
Y lejos de los obreros, lejos de todo, dijo:
-Mi hijo murió y se convirtió en paloma.
Los obreros callaron y estuvieron un largo rato pensando. Y por fin, señalando a las palomas que andaban por los cielos y los tejados y las aceras, propusieron:
-Señora: ¿Por qué no se lleva a su hijo y nos deja trabajar en paz?
Ella se enderezó el sombrero negro:
-¡Ah no! ¡Eso sí que no!
Miró a través de los obreros, como si fueran de vidrio, y muy serenamente dijo:
-Yo no sé cuál de las palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque, ¿Qué derecho tengo yo a separarlo de sus amigos?

ALEJANDRA ORLANDI

celebración de la amistad/1/(Eduardo Galeano)


En los suburbios de La Habana,
llaman al amigo “mi tierra” o “mi sangre”.
En Caracas, el amigo es “mi pana” o “mi llave”: “pana” por panadería,
la fuente del buen pan para las hambres del alma; y “llave” por….
-Llave, por llave –me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror,
él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves,
de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.

GRACIAS POR TU AMISTAD, ALEJANDRA ORLANDI

jueves, 3 de febrero de 2011

TE ESTAMOS BUSCANDO...


Jorge López fue detenido ilegalmente y llevado a distintos centros clandestinos de tortura durante la dictadura militar que gobernó la Argentina en el período de 1976 a 1983 autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Fue secuestrado el 21 de octubre de 1976 hasta el 25 de junio de 1979.

Mientras Jorge Julio López se encontraba desaparecido, Miguel Etchecolatz era Director de Investigaciones de la Provincia de Buenos Aires, encargado de uno de los centros de detención clandestinos y mano derecha del ex General Ramón Camps.

Luego de treinta años del último golpe de estado, y habiéndose derogado las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Miguel Etchecolatz fue el primer acusado por genocidio. Jorge López era querellante en la causa y sin duda un testigo clave, ya que con sus declaraciones involucraban a por lo menos 62 militares y policías. Debido a su testimonio, Miguel Etchecolatz se halla detenido en una cárcel común, condenado a cadena perpetua por crímenes cometidos en el marco de un genocidio.

Luego de la condena de Etchecolatz, Jorge López fue desaparecido sin dejar rastros, el día 18 de septiembre de 2006, en la ciudad de La Plata.
Por su parte, los Organismos de Derechos Humanos han planteado desde un comienzo que la desaparición de Jorge Julio López involucra a miembros de fuerzas de seguridad retirados y en actividad.
Un grupo de antropólogos continúa hoy en el parque Pereyra Iraola con el rastrillaje en búsqueda. Los especialistas retomaron esta mañana la búsqueda iniciada ayer. El operativo se montó tras la aparición de un testigo de identidad reservada que afirmó que el cuerpo del testigo desaparecido fue enterrado en ese predio situado en el partido de Berazategui.


julio, te seguimos buscando...

ALEJANDRA ORLANDI

miércoles, 2 de febrero de 2011

"La revolución se lleva en el corazón no en la boca para vivir de ella"


"Esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar, y su marcha
de gigantes ya no se detendrá"

" Muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente y
de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades."

"Y que no se puede lograr de la masa de un pueblo el que sea casi un
arquetipo humano, nosotros tenemos que contestar, una y mil veces que
sí, que sí se puede "

...no ponemos condición de ninguna clase a los Estados Unidos. No
queremos que ellos cambien sus sistema. No pretendemos que cese la
discriminación racial en los Estados Unidos. No ponemos condición alguna
para el establecimiento de relaciones, pero tampoco aceptamos
condiciones...

14 de diciembre de 1964.


EL CHE

martes, 1 de febrero de 2011

EL QUE SIEMPRE DA LA RAZON, AGUAFUERTES PORTEÑAS


Hay un tipo de hombre que no tiene color definido, siempre le da a usted la razón, siempre sonríe, siempre está dispuesto a condolerse con su dolor y a sonreír con su alegría, y ni por broma contradice a nadie, ni tampoco habla mal de sus prójimos, y todos son buenos para él, y, aunque se le diga en la propia cara: "¡Usted es un hipócrita!" es imposible hacerle abandonar su estudiada posición de ecuanimidad.
Incluso cuando habla parece llenarse de satisfacción, y da palmaditas en las espaldas de los que escuchan como si quisiera hacerse perdonar la alegría con que los agasaja.
Esta efigie de hombre me produce una sensación de monstruo gelatinoso, enorme, con más profundidades que el mismo mar.
No por lo que dice, sino por lo que oculta.
Obsérvelo.
Siempre busca algo con que halagar la vanidad de sus prójimos. Es especialista en descubrir debilidades, no para vituperarlas o corregirlas, sino para elogiarlas y echarles aceite como a la ensalada.
Es usted haragán. Pues el tipo le dirá:
-¡Qué macanudo "fiacún" es usted! Lo envidio, Jefe...
En cambio, usted tiene la pretensión de ser buen mozo. El fulano lo encuentra, y, parándolo, le pone las dos manos en las coyunturas de los brazos, lo mira dulcemente y exclama:
-¡Qué elegante está usted hoy! ¡Qué bien! ¿Dónde compró esa magnífica corbata? Hombre dichoso.
Usted camina preocupado de encontrarse enfermo. Mi monstruo localiza su obsesión y exclama, casi indignado:
-¿Enfermo usted? No chacotee. ¡Qué va a estar enfermo! Enfermo estoy yo.
E ipso facto desembucha tal colección de enfermedades, que usted casi lo mira con terror... y contento de hallarse doliente de una sola enfermedad.
Se me dirá: "Son características de individuo enfermo, débil".
Más que hombre mi individuo es una enredadera, lenta, inexorable, avanzadora. Puede cortarle todos los retoños que quiera, puede ofender a esta enredadera, del mejor modo que le dé la gana. Es inútil. El monstruo no reaccionará.
Crece con lentitud aterradora. Clava las raíces y crece. Inútil que el medio le sea adverso, que nadie quiera ayudarlo, que lo desprecien, que le den a entender que lo peor puede esperarse de él. Tiempo perdido. La enredadera, a cambio de injurias, le devolverá flores, perfume, caricias. Usted lo despreció y él se detendrá un día asombrado ante usted, exclamando:
-¿Quién es su sastre? ¡Qué magnífico traje le ha cortado! Sinvergüenza, no hay derecho a ser tan elegante.
Usted dice un mal chiste; el hombre se ríe, lo "lomea" y después de ser casi víctima de una congestión por exceso de risa, dice:
-¡Qué gracioso es usted!... ¡Qué bárbaro!...
Y nuevamente vuelve a ser víctima de un ataque de risa, que le sube desde el vientre hasta la nuca.
Está bien con todos. Algunos lo desprecian, otros lo compadecen, rarísimos lo estiman, y a la mayoría le es indiferente. El, más que nadie, tiene perfecto conocimiento de la repulsión interna que suscita, y avanza
con más precauciones que una araña sobre la red que extrae de su estómago.
Está bien con todos. Puede usted comunicarle un secreto, en la seguridad que él lo embuchará más celosamente que una caja de hierro.
Puede usted hacerle una barrabasada. Antes de que tenga tiempo de disculparse, él le dirá:
-Comprendo. Olvidemos. Somos hombres. Todos fallamos. ¡Ja, ja! ¡Qué rico tipo!
Imperceptiblemente sus gajos van prendiendo. Enroscándose a las defensas fijas. No es necesario verle a él, para comprender dónde se encuentra. Más aceitoso que una biela, se corre de un punto a otro con tal eficacia de elasticidad, que allí donde haya alguien a quien festejar o adular allí tropezaréis con su sonrisa amplia, ojos encandilados y sonrientes, y manos beatíficamente cruzadas sobre el pecho.
No le sorprenderán en ninguna contradicción; salvo las contradicciones inteligentes en que él mismo incurre para darle razón a su adversario y dejarlo más satisfecho de su poder intelectual.
Otros se quejan. Hablan mal de la gente, del destino, de los jefes, de los amigos. El, de la única persona de quien habla mal es de sí mismo. Los demás, para los demás, exuda no sé de qué zona de su cuerpo tal extensión de aceite, que en cuanto alguien encrespa una palabra él ahoga la tempestad del vaso de agua con un barril de grasa.
Dije que este hombre era un monstruo, y que me infundía terror, terror físico, igual que una pesadilla, porque adivinaba en él más profundidades que las que tiene el mar.
Efectivamente: ¿se lo imaginan ustedes a este bicharraco enojado? ¿O tramando una venganza?
"La procesión va por dentro." Exteriormente sonríe como un ídolo chino, eternamente.
¿Qué es lo que desenvuelve dentro de él? ¿Qué tormentas? No me lo imagino... puede estar usted seguro que en la soledad, en ese semblante que siempre sonríe, debe dibujarse una tal fealdad taciturna, que al mismo diablo se le pondrá la piel fría y mirará con prevención a su esperpento sobre la tierra: el hipócrita.

ROBERTO ARLT

V SIGLOS IGUAL


Soledad sobre ruinas, sangre en el trigo
rojo y amarillo, manantial del veneno
escudo heridas, cinco siglos igual
Libertad sin galope, banderas rotas
soberbia y mentiras, medallas de oro y plata
contra esperanza, cinco siglos igual
En esta parte de la tierra la historia se cayo
como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol, o están cerca del sol
Desamor desencuentro, perdón y olvido
cuerpo con mineral, pueblos trabajadores
infancias pobres, cinco siglos igual
Lealtad sobre tumbas, piedra sagrada
Dios no alcanzo a llorar, sueño largo del mal
hijos de nadie, cinco siglos igual
Muerte contra la vida, gloria de un pueblo
desaparecido es comienzo, es final
leyenda perdida, cinco siglos igual
En esta parte de la tierra la historia se cayo
como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol o están cerca del sol
Es tinieblas con flores, revoluciones
y aunque muchos no están, nunca nadie pensó
besarte los pies, cinco siglos igual.

LEON GIECO