martes, 11 de enero de 2011

La nueva forma de esclavitud del siglo XXI


La trata de personas, por desgracia es un fenómeno global.
Esta en tercer lugar, luego del tráfico de drogas y de armas, y debido a su fin lucrativo, cada día se implementa nuevos casos de desaparición en el mundo, no es casual que más de 130 países hayan denunciado esta práctica en su territorio.
Los captores, utilizan entre otros medios, la extorción, el engaño, y sobre todo el abuso de poder, ya que en su gran mayoría las victimas están en situación de vulnerabilidad; el 80% de este sistema macabro, son mujeres, y niñas, que son utilizadas con el fin de ser explotadas sexualmente.
Dos de las causas más relevante en cuanto a la vulnerabilidad son condiciones materiales, de una vida precaria o inmigración ilegal, con la cual en el primer caso se aseguran de que la familia no tenga la manera de comprobar donde está su familiar desaparecido. Ya que esta organización mafiosa se maneja con total impunidad y complicidad de los estados y sus entes de seguridad y justicia. Sumamos a esto el anhelo de salir de esta situación de las víctimas, que son engañadas en muchos casos, con propuestas de trabajo y otras actividades, creyendo las mismas, que es una forma de asegurar el pan para su hogar, o la escapatoria al mismo.
En el segundo caso, tenemos la migración ilegal, donde los cazadores, de esta manera se aseguran de que los familiares y entorno de la víctima, esté ausente, y principalmente se certifican que la mujer o niña, en caso de escaparse, no pueda denunciarlos ni acusarlos, ya que son indocumentadas.
Uno de los lugares más implicados en esto, es la ciudad de Juárez, ubicada en México.
En su gran mayoría las victimas aquí, tienen una edad promedio entre 13 y 22 años.
Las adolecentes de Juárez, viven en constante persecución, por el solo hecho de ser el deseo sexual de los victimarios, y por lo tanto ser fuente de dinero del negocio, es por ello que es un riesgo ser menor para las catarinas de Juárez.
Y aquí me detengo, porque es algo impensado estar hablando de una niña o mujer como un “negocio”, pero lamentablemente este círculo enfermo y deplorable las ve de esta manera, como un objeto de deseo, que tiene un precio y el objetivo es implementar más ganancias, y sin medir si el objeto de deseo es de una determinada manera sin importar si es niña o niño, adolecente o mujer.
Pero la realidad es que sin demanda, no hay negocio, y es aquí donde como ciudadanos debemos tomar conciencia e involucrarnos para lograr un cambio cultural.
Entran aquí, los medios de comunicación e interacción social, ya que hoy en día estamos expuestos al estimulo continuo, a la oferta sexual.
Es cotidiano, hallar en los diarios más conocidos páginas enteras de publicidad ofreciendo servicios sexuales, que terminan siendo complicases de este negocio oscuro.
Es lógico que al implementarse nuevos medios de comunicación como internet, también encontremos infinidad de este tipo de propuestas.
Un ejemplo de esto, es la proliferación de los film “snuff”, películas creadas a partir de una violación seguida de muerte real.
En su gran mayoría, estas mujeres son sometidas, antes de ser asesinadas, al cautiverio, a la mutilación, a la asfixia, y a golpizas brutales, que son la principal causa de muerte de las víctimas, en este caso.
El estado, cómplice total de estos actos fatales, consideran que los homicidios, han sido resueltos, argumentando que una gran cantidad de personas fueron arrestadas.
Sin embargo, el único portador de sentencia en la ciudad de Juárez, es el egipcio Abdel Latif, que fue detenido acusado de varios homicidios de las mujeres en este mismo lugar, y sin embargo fue sentenciado únicamente por la muerte de una joven de 17 años.
En teoría, es responsabilidad del Estado proteger la privacidad y la identidad de las víctimas de la trata de personas, en particular, entre otras cosas, previendo la confidencialidad de las actuaciones judiciales relativas a dicha trata.
Cada Estado firmante del Protocolo considerará la posibilidad de aplicar medidas destinadas a prever la recuperación física, sicológica y social de las víctimas de la trata de personas.
Y en la práctica, falta mucho por hacer para que esta teoría se transforme en realidad, dentro de estas falencias, esta la falta de compromiso social ante tales casos de impunidad.
El silencio es una forma de complicidad.

ALEJANDRA ORLANDI

No hay comentarios:

Publicar un comentario